Venganza tras la muerte

Dejas el teléfono móvil con parsimonia. Se han ratificado tus temores… En este instante el investigador privado te acaba de informar con detalle de la dirección del hotel donde habían hecho la reserva.
Hasta ahora, tan sólo eran sospechas a raíz de los extractos bancarios que habías visto por casualidad. Alguna cosa no cuadraba… La certeza te paraliza, Te dejas caer sobre el sofá mientas suspiras, la mirada clavada en dirección a la foto donde salíais los tres: Luís, Natalia, y tú misma con la felicidad reflejada en tu cara… Te preguntas si entonces, ya se entendían…

Tu mente se traslada hacia aquel tiempo alegre de la juventud. Tenías dieciocho años acabados de hacer, tu amiga Natalia, un par más. Ambas asistíais a las clases de interpretación de la Escuela Oficial de Arte. Él era uno de los profesores.

Es curioso, tú apenas habías reparado en ese individuo, él os impartía la asignatura de interpretación de personajes calderonianos. Gran erudito teatral, eso sí, tienes que admitirlo. Pero sobre todo fue Natalia quién no paraba de referirse al hombre más seductor del planeta, según ella, tú le encontrabas demasiado galante, como chapado a la antigua.

Empezasteis a salir los tres de vez en cuando, tomabais unas copas, asistíais a algunos estrenos… A fuerza de oír alabanzas por parte de Natalia, te fuiste fijando en él. Quizá sí que era atractivo, reconociste, cabello gris, mirada melancólica, sonrisa seductora… No supiste ni cómo fue, pero él acabó inclinándose por ti en lugar de hacerlo por su gran admiradora, cosa que tu amiga, inexplicablemente, aceptó con deportividad. De hecho, era ella quien insistía que aceptases su propuestas de matrimonio, cuando tú le explicabas tus dudas.

A ti tus padres te criaron entre algodones, nunca te faltó de nada, ni a nivel afectivo ni material. Podías afrontar un futuro desahogado, sin prisas por comprometerte sentimentalmente. Además, por aquel entonces acababas de pasar un casting para interpretar un papel en una película de Kent Loach. Rememoras ese hecho como el acontecimiento más esperado de tu vida, desde pequeña que querías ser actriz, y aquella sería tu gran oportunidad. Ya habías comprado el billete para viajar a Londres y firmar el contrato. Lo habías hablado con tus padres, que te felicitaron entusiasmados.

En la escuela, todos te dieron la enhorabuena excepto Luís, no entendías porqué. Natalia te dio la explicación, Luís estaba deprimido pensando que le olvidarías, no resistiría una ausencia tan larga… Tu amiga no paraba de hurgar y hurgar. «Todavía eres muy joven, Irene, te surgirán otras oportunidades. Tienes suficiente talento para que otros directores se te disputen, ya verás. Pero hombres como Luís, solamente hay uno. Si le rechazas ahora, te arrepentirás toda la vida. No le dejes escapar, Irene. Te lo digo porque soy tu amiga y te conozco…» El comportamiento de Luís parecía tan romántico… Te convenció y te casaste.

Oyes sonar tu móvil con insistencia. Es Luis.

—Irene, querida. Tenemos una reunión de profesores y creo que se complicará hasta tarde. No me guardes cena, tomaré cualquier cosa con los compañeros… ¡Ah! Celestino me está sugiriendo que vaya a dormir a su apartamento, ya sabes, Celestino Llongueras, aquel que vive cerca de la escuela. Es una buena idea. Ya sabes que no me gusta conducir de noche. Que descanses, amor mío.

No reaccionas. Apenas le dedicas una respuesta afirmativa. Demasiado acostumbrada a reuniones extraordinarias, embotellamientos de tráfico, encuentros inesperados con viejos amigos… Ahora sabes porqué. Y ahora entiendes que coincidiendo con estas circunstancias, si intentabas comunicarte con Natalia, su teléfono siempre estaba desconectado o sin cobertura y si alguna vez respondía, lo hacía con precipitación, como para sacársete de encima. Ahora entiendes muchas cosas…

¡¡Basta!!

Te secas las lágrimas de golpe. Te incorporas del sofá con la rapidez de un resorte, entras en el dormitorio y empiezas a abrir y cerrar cajones desparramando la ropa como una posesa. Buscas la pistola… La pistola que compraste para protegerte en una época que estuviste viviendo en las afueras. Luís te decía que tenías que deshacerte de ella, que un arma en casa es más bien un peligro. Por suerte no le hiciste caso… La encuentras. La cargas… Está a punto de ser utilizada.

Sales del piso. No esperas el ascensor, bajas los peldaños de la escalera de dos en dos, te cruzas con un vecino que te saluda, apenas le oyes. Otra vecina se interesa por ti, tampoco contestas. Dejas atrás al hombre y a la mujer que parece que no se explican tu actitud.

Las ruedas del coche chirrían, has rallado la portezuela con una columna del aparcamiento y el retrovisor se ha ido a hacer puñetas. Pero tú ni te inmutas, solamente piensas en el momento que descubrirás a los dos amantes in fraganti. Saboreas la sensación que sentirás cuando veas cumplida tu venganza, es el único deseo que te mueve.

Imaginas cuando llames a la puerta. Preguntarán “¿Quién es?” Y tú responderás que vas de parte de la dirección del hotel, que les quieres obsequiar con una botella de cava. Cuando abran y te vean apuntándoles con tu pistola… En ese instante llegarás al clímax de tu venganza. Les oirás negar la evidencia: “No es lo que parece” dirán. Les verás suplicar por su vida… Y tú te reirás, te reirás hasta quedarte sin aliento.

Con estos pensamientos, llegas a la carretera comarcal que se dirige al hotel de montaña donde se alojan. Conduces por instinto, sin normas de transito ni sentido común. Adelantas un vehículo tras otro. Alguien hace sonar el claxon, pero tú continúas sorda a todo lo que no sean tus voces interiores. Te imaginas la cara que pondrán cuando se vean descubiertos y te produce risa.

Cuando avanzas la furgoneta que tienes delante, no te has dado cuenta del camión que circulaba en sentido contrario…
¡¡¡Splassh!!!

Luís se incorpora cubierto en sudor.

—¡Irene! ¿Qué haces aquí Irene?
—Acompañarte, amor mío. A partir de ahora me tendrás a tu lado siempre. Todo el resto de tu vida. Jamás te dejaré. Será divertido ¿Verdad?
—Pero no entiendo… ¿Cómo has sabido? ¿Te estás riendo?
—¿Quién duerme junto a ti? ¡Ah! Es Natalia, mi mejor amiga. Tampoco la abandonaré. Como cuando éramos jóvenes. ¿Recuerdas Luís? Desde ahora me tendréis siempre a vuestro lado, seré vuestra sombra. ¡Je je! Los tres siempre juntos, de día y de noche ¿Sabes?… Exactamente no era esta mi intención, en realidad yo quería acabar con vosotros. Pero así será mejor, mucho mejor. Me convertiré en una pesadilla para el resto de vuestra existencia. ¡Como me voy a divertir. ¡Ja ja ja! Estoy muerta de risa ¡Ja, ja, ja, ja! ¿Estás oyendo? Literalmente, muerta de risa ¡Ja, ja, ja!
—¡Noooo!
Natalia se despierta.
—Luís ¿Qué ha sido ese grito? ¿Qué te pasa? ¡Dios mío, qué mirada! ¿Te encuentras bien?
—La he visto, Natalia… Irene está aquí, aquí dentro, riéndose de nosotros. Te lo aseguro. La acabo de ver.
—Aquí no hay nadie más que nosotros, Luís. Voy a encender la luz… ¿Ves? Has tenido una pesadilla, nada más. Anda, tranquilízate e intenta dormir.
De golpe, suena la banda sonora de “Casablanca”.
—¡Ay! ¿Qué es eso? —Luís se asusta.
—Es tu móvil, Luís. Alguien te está llamando.
—Sólo son las dos de la madrugada, Natalia. ¿Quién puede llamar a estas horas?
—Pues no tengo ni idea. ¿A ver? Es un número desconocido… ¿No vas a contestar?
—No sé… Mejor no contesto… Mira, ya no suena. Alguien se debe haber equivocado.
El teléfono vuelve a sonar. Natalia mira la pantalla y esta vez sí que es alguien conocido.
—Es tu amigo Celestino.
—Pues deja que conteste, debe ser importante Dime… ¡Oh! ¿Qué?… ¿Cómo?… ¿Un accidente en el coche y está muerta?… Sí, alguien me ha llamado, pero no sabía quien podía ser y no he contestado. ¿Dices que ha sido cerca de aquí? Cómo podía saber ella que… ¿No nos estarás gastando una broma?… Perdona, perdona, sí, sí, te creo… ¿Y dices que está muerta, ¿del todo?
Y a través de la ventana, en plena noche, sigue sonando su sonora carcajada.


Autora: Mª Cristina García Carrera
Edita: Creatius SE7
Del libro: Kaledsscope vol.1
ISBN: 9781446134627

Sobre l'autor

Deixa un comentari

L'adreça electrònica no es publicarà. Els camps necessaris estan marcats amb *

Index