Soy un perro abandonado y mi mejor amiga es una gata siamesa de tres meses, Lunny, también abandonada. Me llamo Dick y tengo cinco años. No tengo padres ni hermanos, ni tengo hijos. Tuve un padre humano que un día me abandonó, yo no sé por qué, ¡no hice nada malo!…
Vivir en la calle es muy duro, no tengo más cobijo que una vieja caja de cartón que se me va con el viento. Me alimento de lo que encuentro en la basura. Paso frío y hambre y no tengo relación con ningún humano. No sé qué es sentir ninguna caricia, no conozco el afecto ni la empatía, no mantengo ningún vínculo emocional con humanos… ahora les tengo miedo.
Estoy solo y vivo solo en la calle, nadie me cuida, nadie me quiere. Algún humano se me acerca y me da algo, pero cuando yo me acerco a él moviendo la cola, se aleja de mí, tal vez tenga miedo de adoptarme, miedo a la responsabilidad, miedo a perder dinero conmigo, quizás miedo a encariñarse conmigo… La realidad es que estoy solo y vivo solo y desamparando.
Esta mañana se ha acercado una furgoneta y han bajado dos chicos y después de ganarme mi confianza, me han subido. Me han transportado a una perrera municipal de la ciudad. Al principio ma ha gustado encontrarme con otros perros, tantos y tan diferentes!… Pero luego me han metido en una jaula de dos metros y me han dejado encerrado solo. Los demás perros no cesaban de ladrar así que hice lo mismo, sin saber por qué.
En esta maldita jaula de dos metros no me puedo ni mover, pero como no puedo hacer nada espero paciente a que me traigan la comida, un plato de arroz. Había bastante arroz, pero estaba pasado, hubiera preferido salchichas de pollo, por ejemplo. Cuando acabo de comer me acuesto sobre mi barriga y me pongo a dormir.
Entonces sueño que al día siguiente un bello humano viene a buscarme para llevarme a su casa con su bella familia y vivir felizmente. Sueño que juego con los niños de la familia, paseamos en los bosques y nos bañamos en el rio. No me falta ni la comida, ni el agua, ni tampoco besos ni caricias.
Pero de repente me despierto en la perrera y veo un hombre enmascarado que se me acerca y me tumba en una mesita. Lleva una jeringuilla en las manos. Creo que volveré a dormir, pero esta vez para ya no volver a despertar jamás… Amigo humano, ¡¡siento tanto no haberte conocido antes!!…
Autor: Oriol Mestres Camps
Del libro: Historias para no olvidar
Edita: Creatius SE7
ISBN: 9781446732
