Cuando Mariana tenía tres años su padre debutó con una esquizofrenia. En los brotes de psicosis decía que el mundo se iba a acabar y la única manera de sobrevivir era hacer un refugio debajo de la tierra. Entonces pasaba días cavando y cavando sin descanso. Una mañana cuando la mamá de Mariana estaba para el trabajo y el padre supuestamente controlado tomó a la niña y bajó hasta el fin del pozo que había construido. Ya el final había llegado, en su delirio y tenían que salvarse. Un día entero estuvieron en el hueco hasta que la madre los sacó por la tarde junto con los paramédicos.
Hoy Mariana tiene veintitrés años y no teme a los espacios cerrados ni a la oscuridad, teme al fin del mundo.
Por Anniabel Martínez Gómez
