Hay un rumor incierto de caracolas
bajo las playas remotas de la infancia.
Envueltos en fardos poliédricos
reposan, sobre la arena
-Oh, el azote del viento, y el solar sofoco-
los calculados sueños, despojos
manifiestos de un lento y demorado naufragio.
Me hundí con el barco, pero sigo a flote.
No compartía las aspiraciones
de la tripulación, ni sus turbios manejos.
Yo les vi hundir sus barbas en el crimen,
Refocilarse, nadando en ríos de semen, y de
sangre,
Y ascender luego, entre vítores, jaleados
por una misma población.
No quiero nada de cuanto ayer quise,.-
porque todo está manchado
– mis sueños, mis anhelos de ultramar-
de sangre y de soborno,
y de sus sucias risas
blanquecinas.
Ahora, solo habito en esta isla, y contemplo
el paso del tiempo: las estaciones, los cielos,
los colores …
Mas, seguiré intentando calzar
las no desandadas huellas
hacia Ti:
Libertad, Amor, Espejismo.
José Antonio López Ramos. Poeta.
